Técnica de imagenología térmica para combatir la grasa

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 16 Aug 2012
Los científicos británicos creen que han ideado una manera de luchar contra la obesidad - con una técnica novedosa que emplea imágenes térmicas. Esta tecnología de búsqueda de calor se utiliza para rastrear las reservas de grasa parda - grasas beneficiosas del organismo - que desempeñan un papel importante en la rapidez con que el cuerpo puede quemar calorías en forma de energía.

Este tejido especial conocido como el tejido adiposo pardo (grasa parda) produce 300 veces más calor que cualquier otro tejido del cuerpo. Hipotéticamente, entre más grasa parda tienen las personas es menos probable que conviertan el exceso de energía o de alimentos en forma de grasa blanca.

Michael Symonds, profesor de fisiología del desarrollo en la Facultad de Ciencias Clínicas de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), dirigió un equipo de científicos y médicos de la Universidad de Nottingham que han establecido el proceso de imágenes térmicas por lo que pudieron evaluar la cantidad de grasa parda que los seres humanos tienen y la cantidad de calor que se genera. Su investigación fue publicada el 7 de junio de 2012, en la revista Journal of Pediatrics.

La unidad de investigación de nutrición de principios de la vida de la Universidad de Nottingham está a la cabeza de la investigación internacional sin precedentes sobre el manejo del tejido adiposo pardo con la nutrición, el ejercicio e intervenciones ambientales y terapéuticas. El Prof. Symonds dijo: “Potencialmente, entre más grasa parda tenga o entre más activa sea su grasa parda más calor produce usted, y como resultado puede ser menos propenso a convertir el exceso de energía o de alimentos en forma de grasa blanca. Esta técnica, completamente no invasiva, podría desempeñar un papel fundamental en la lucha contra la obesidad. Potencialmente podríamos añadir un índice termogénico a las etiquetas de los alimentos para indicar si el producto aumentaría o disminuiría la producción de calor con la grasa parda. En otras palabras, si aceleraría o ralentizaría la cantidad de calorías que quemamos”.

“La obesidad es uno de los mayores desafíos que enfrentamos en Europa y América, a medida que nuestros hijos crecen. Afecta a 155 millones de niños en todo el mundo. En el Reino Unido el número de niños con sobrepeso se duplicó en la década de 1990”. La Dra. Helen Budge, profesora clínica asociada y conferencista en neonatología, dijo: “Los bebés tienen una mayor cantidad de grasa parda que consumen para mantener el calor poco después del nacimiento confirmando el hallazgo de nuestro estudio por lo que pensar que esta grasa saludable también puede generar calor en la infancia y la adolescencia es muy emocionante”.

El Prof. Symonds y sus colegas informaron de que su investigación de vanguardia podría conducir a una visión más clara de cómo determinar la grasa parda equilibra la energía de los alimentos que comemos con la energía que nuestro cuerpo utiliza realmente.

El Prof. Symonds, junto con la Dra. Budge y su equipo de la Facultad de Ciencias Clínicas de la Universidad han puesto de manifiesto que la región del cuello en niños sanos genera calor. Con la ayuda de los escolares locales, encontraron que esta zona, que se sabe que contiene el tejido adiposo pardo, se enciende rápidamente para producir calor. Esta capacidad es mucho mayor en los niños pequeños en comparación con los adolescentes y los adultos. Los investigadores están usando sus hallazgos para explorar las intervenciones diseñadas para promover el uso de la energía en forma de calor y, por tanto, evitar el exceso de peso en niños y adultos.

El Prof. Symonds dijo: “Utilizando nuestra técnica de imagenología podemos localizar la grasa parda y evaluar su capacidad para producir calor. Evita técnicas dañinas, que utilizan radiación, y permite estudios detallados con grandes grupos de personas. Esto puede proporcionar nuevos conocimientos sobre el papel de la grasa parda en la manera que se equilibra la energía de los alimentos que comemos, con la energía que nuestro cuerpo usa”.


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University of Nottingham


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