Conmoción cerebral afecta la estructura y la función del cerebro en el largo plazo
Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 05 Nov 2019
Un estudio nuevo basado en exámenes de resonancia magnética (RM) revela que algunas anormalidades cerebrales persisten durante más de un año después de una conmoción cerebral.Actualizado el 05 Nov 2019
Investigadores de la Universidad de Toronto (UT; Canadá), el Hospital St. Michael (Toronto, Canadá) y el Instituto de Investigación Sunnybrook (Toronto, Canadá), reclutaron consecutivamente a 24 atletas universitarios que experimentaron una conmoción cerebral, junto con 122 controles sanos. A ambos grupos les realizaron exámenes de resonancia magnética 3T con un protocolo que incluía imágenes de eco de gradiente de adquisición rápida preparada con magnetización ponderada 3D T1 (MPRAGE), etiquetado de giro arterial pulsado 2D (ASL), imágenes ponderadas por difusión (DWI) y resonancia magnética funcional en estado de reposo (fRM).
Los exámenes iniciales de resonancia magnética se realizaron en promedio cuatro días después del trauma, y se realizaron exámenes de seguimiento cuando los atletas fueron autorizados a regresar al campo, y nuevamente un año después de ese regreso. Cada examen reunió información sobre conectividad funcional global (GFC), flujo sanguíneo cerebral (CBF), volumen de materia gris (GMV), anisotropía fraccionada de materia blanca (FA) y difusividad media (MD). Los resultados revelaron que diferentes aspectos de la fisiología del cerebro mostraron diferentes patrones de recuperación con el tiempo. Tanto la GFC como la FA no mostraron efectos significativos un año después de volver a jugar, mientras que la CBF y la MD exhibieron efectos persistentes a largo plazo.
Los efectos de la conmoción cerebral en los parámetros de resonancia magnética también dependieron de la gravedad de los síntomas agudos y el tiempo para volver a jugar en todos los puntos temporales posteriores a la lesión. Al volver a jugar, la fRM y la CBF fueron normales, y la FA mostró un flujo normal de la molécula de agua en la materia blanca. Sin embargo, un año después se demostró una reducción significativa de la CBF, con una disminución promedio de 10 mL/100 g de sangre por minuto. La resonancia magnética también mostró elevaciones significativas crecientes en la MD, principalmente en la corona radiata posterior y superior del área conmocionada, lo que puede indicar edema. El estudio fue publicado el 16 de octubre de 2019 en la revista Neurology.
“A pesar de que la conmoción cerebral se describe convencionalmente como una alteración transitoria en la función cerebral, existe una creciente evidencia de que la recuperación neurobiológica puede estar incompleta al regresar al juego”, concluyó el autor principal, Nathan Churchill, PhD, del Hospital St. Michael y de la UT. “Las medidas de la resonancia magnética también mostraron una asociación entre la gravedad clínica de la conmoción cerebral y la línea de tiempo de recuperación, lo que refuerza que la recuperación neurobiológica puede ser muy variable entre los individuos y depende en parte de la presentación clínica inicial”.
Una conmoción cerebral es el tipo más común y menos grave de una lesión cerebral traumática leve (LCT). La palabra proviene del latín concutere, que significa “temblar violentamente”. Los efectos suelen ser temporales y pueden incluir dolores de cabeza, confusión, amnesia, equilibrio y coordinación problemáticos y, a veces, pérdida de la conciencia.
Enlace relacionado:
Universidad de Toronto
Hospital St. Michael
Instituto de Investigación Sunnybrook
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