Aumento significativo en imagenología diagnóstica con peligro de exposición a la radiación
Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 23 Jul 2012
En seis grandes sistemas de salud integrados en los Estados Unidos, entre 1996 y 2010, hubo un aumento sustancial en el uso de imagenología diagnóstica sofisticada, incluyendo aproximadamente un aumento al triple del uso de tomografía computarizada (TC) y casi al cuádruple del uso de la resonancia magnética (RM), además de un aumento marcado en la exposición estimada a la radiación. Actualizado el 23 Jul 2012
Los hallazgos del estudio fueron publicados en la edición del 13 de junio de 2012 de la revista Journal of the American Medical Association (JAMA). “El uso de imagenología diagnóstica en la población Medicare ha aumentado significativamente en las últimas dos décadas, particularmente usando tecnologías nuevas costosas como TC, RM, y tomografía de emisión de positrones [TEP]. El desarrollo y mejoramiento en esas tecnologías de imagenología diagnóstica es ampliamente reconocida por liderar diagnósticos más tempranos y más exactos de la enfermedad usando técnicas no invasivas”, según los autores. Anotaron que la TC y la medicina nuclear aplican dosis muchos más altas de radiación ionizante que las radiografías tradicionales, y la evidencia ha asociado la exposición a los niveles de radiación en este rango con el desarrollo de cánceres inducidos por la radiación.
“La mayoría de los estudios que han evaluado patrones de imagenología diagnóstica han evaluado lo dicho por las compañías de seguros para las poblaciones de aseguradas donde los incentivos financieros fomentan la imagenología. Ningún estudio grande, de sitios múltiples, ha evaluado las tendencias de la imagenología en los sistemas integrados de salud que son clínica y físicamente responsables de los resultados y el estado de salud de la población atendida. Entender la utilización de la imagenología y la exposición asociada a la radiación en esos ambientes puede ayudarnos a determinar cuánto del aumento en la imagenología puede ser independiente de los incentivos financieros directos”, escribieron los investigadores.
Rebecca Smith-Bindman, MD, de la Universidad de California, San Francisco (UCSF; EUA), y colegas realizaron un estudio para calcular las tendencias en la utilización de la imagenología y la exposición asociada a la radiación entre los miembros de los sistemas integrados de salud. El estudio consistió de un análisis de historias clínicas electrónicas de miembros de seis sistemas de salud grandes, integrados, de diferentes regiones de los Estados Unidos. La revisión de las historias clínicas permitió el cálculo de la exposición a la radiación de pruebas seleccionadas. Entre un millón y dos millones de pacientes-miembros fueron incluidos cada año desde 1996 hasta 2010. Los inscritos se sometieron a un total de 30,9 millones de exámenes de imagenología durante el periodo de estudio, reflejando un promedio de 1,18 pruebas por persona por año, de los cuales 35% incluían la imagenología diagnóstica avanzada (por ej., TC, RM, medicina nuclear, y ultrasonido).
Los investigadores encontraron que las tasas del uso de radiografía y la angiografía /fluoroscopia estuvieron relativamente estables en el tiempo: la radiografía aumentó 1,2% por año, y la angiografía/fluoroscopia disminuyeron 1,3% por año. Los autores declararon que en comparación, la utilización de imagenología diagnóstica sofisticada cambió marcadamente. La TC se triplicó (52/1000 enrolados en 1996 hasta 149/1000 en 2010, un crecimiento anual de 7,8%); la RM se cuadruplicó (17/1000 hasta 65/1000, crecimiento anual de 10%); el ultrasonido se duplicó aproximadamente en el mismo periodo (134/1000 hasta 230/1000, 3,9% de crecimiento anual). Las tasas de medicina nuclear disminuyeron (32/1000 hasta 21/1000, disminución anual del 3%), aunque después de 2004, las tasas de TEP aumentaron de 0,24 por 1.000 enrolados hasta 3,6 por 1.000 enrolados, con una tasa de crecimiento anual de 57%”.
Los autores también encontraron que el aumento en la utilización de la TC estuvo asociado con un incremento en la exposición estimada a la radiación, con el promedio de dosis efectiva per cápita aumentando de 1,2 mSv en 1996 hasta 2,3 mSv en 2010. El porcentaje de enrolados que recibieron exposición a la radiación alta (> 20-30 mSv) o muy alta (> 50 mSv) durante un año dado también se duplicó aproximadamente durante los años del estudio. Los investigadores también calcularon que en 2010, el 2,5% de los enrolados recibió una dosis anual alta de más de 20-50 mSv, y 1,4% recibió una dosis anual muy alta de más de 50 mSv. En 2010, 6,8% de los pacientes que se sometieron a imagenología recibieron una dosis alta de más de 20 a 50 mSv y 3,9% de los pacientes recibieron una dosis muy alta por encima de 50 mSv durante este único año.
Los investigadores observaron que el “aumento en el uso de la imagenología durante este periodo fue probablemente dada por muchos factores, incluyendo mejoras en la tecnología que han llevado a la expansión de las aplicaciones clínicas, demanda generada por el paciente-y el médico, prácticas médicas defensivas, e incertidumbre médica –todos factores que se esperaría influencien la utilización en todos los sistemas del cuidado médico. El aumento en el uso de la imagenología diagnóstica avanzada ha contribuido seguramente a procesos mejores de atención del paciente y mejores resultados, pero son notoriamente pocos datos para cuantificar los beneficios de la imagenología. Dados los costos altos de la imagenología—calculados en 100 mil millones de dólares anualmente—y los riesgos potenciales de cáncer y otros peligros, esos beneficios deben ser cuantificados y se deben desarrollar guías basadas en la evidencia que equilibren claramente los beneficios contra los costos financieros y los riesgos de salud para usar la imagenología”.
George T. O'Connor, MD, MS, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (Boston, MA, EUA), y editor contribuyente de JAMA, e Hiroto Hatabu, MD, PhD, del Hospital Brigham y de Mujeres y la Escuela Médica de Harvard (Boston), escribieron, en una editorial acompañante, que a pesar de la información de este estudio y otro reporte reciente que indican que un número no trivial de pacientes en los Estados Unidos recibe una exposición anual alta o muy alta a la radiación ionizante de los estudios de imagenología en un año dado, “Esos datos no están asociados con los resultados clínicos y no revelan si los riesgos de la radiación de esos estudios son sobrepasados por los beneficios de salud proporcionados por la información diagnóstica obtenida. Los datos además no pueden abordar cuánto de esta prueba está dado por los estilos de práctica defensivos debido a las preocupaciones acerca de la mala práctica. Sugieren sin embargo, que los médicos necesitan considerar—y discutir con sus pacientes—los riesgos de radiación cuando ordenan pruebas diagnósticas, posiblemente teniendo en cuenta la exposición acumulativa a la radiación que un paciente ha recibido en los meses o años recientes. Además, los riesgos de la radiación y los costos financieros de la imagenología diagnóstica avanzada claramente merecen más investigación, incluyendo estudios usando infraestructuras informáticas como las usadas por Smith-Bindman y colaboradores, para mejorar el soporte de decisión para guiar el uso de esas tecnologías”.
Enlace relacionado:
University of California, San Francisco