Técnica reduce exposición en niños que requieren varias TC cerebrales
Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 20 Nov 2013
Un equipo de neuroradiólogos pediátricos y neurocirujanos estadounidenses ha desarrollado una manera de minimizar la exposición a la radiación nociva en los niños con una condición que requiere repetir las tomografías computarizadas (TCs) del cerebro. Los médicos reportaron que disminuyeron la exposición a la radiación sin perder la precisión exactitud de las imágenes o comprometer la toma de decisiones del tratamiento. Actualizado el 20 Nov 2013
El método, descrito el 20 de septiembre de 2013 en un informe en la revista Journal of Neurosurgery, pide usar menos cortes de imágenes de rayos X del cerebro, captados por los escáneres TC—siente en vez de los tradicionales 32 a 40 cortes. Este enfoque, reveló el estudio, redujo la exposición a la radiación en un promedio de casi 92% en comparación con las TC de cabeza estándar, y, a pesar de esto, producir imágenes diagnósticamente precisas. “El pensamiento tradicional ha sido que menos cortes, por definición, significarían menos claridad y menos exactitud, lo que hace que una TC sea sub-óptima, pero nuestros hallazgos muestran lo contrario”, dijo el investigador principal Jonathan Pindrik, MD, jefe de residentes de neurocirugía del Centro de Niños Johns Hopkins (Baltimore, MD, EUA).
La investigación incluyó el análisis de las TCs de pacientes con exceso de líquido en el cerebro, una enfermedad llamada hidrocefalia que requiere cirugías periódicas de drenaje del líquido y una TC de cabeza antes de cada procedimiento. Los investigadores compararon dos TCs estándar con dos exploraciones de dosis baja, cortes limitados para cada uno de los 50 niños de 17 años y menores, tratados por hidrocefalia durante cinco años en el Centro de Niños Johns Hopkins. Las imágenes TC estándar fueron realizadas antes de lanzar el protocolo nuevo minimizando la radiación.
La técnica minimizando la radiación en todos los 50 pacientes produjo imágenes claras y 100% exactas de los ventrículos cerebrales. Cuando se captan alteraciones en el tamaño del ventrículo, sin embargo, la aplicación de dosis baja produjo una tasa de error del 4%: Dos de las 50 imágenes eran visualmente borrosas, generando confusión entre los médicos que las revisaron. No hubo falsos negativos en las imágenes de dosis baja, pero el estudio reveló tres falsos positivos. Por lo tanto, no hubo casos de médicos identificando falsamente como normal el tamaño ventricular, pero tres casos de médicos percibieron un cambio en el tamaño ventricular cuando no había ninguno. Tomado como un total, el método de minimizar la radiación fue obviamente suficiente, según los investigadores, y no habría comprometido los resultados del tratamiento.
El equipo de Hopkins agregó que la técnica de minimización de la radiación podría ser particularmente importante en las salas de urgencias pediátricas, donde la necesidad de diagnóstico rápido descalifica el uso de alternativas de imagenología sin radiación, más engorrosas como la RM. También puede ser usado para la evaluación de rutina en hospitales comunitarios más pequeños que pueden carecer del equipo RM, de acuerdo con los investigadores.
Las TC son herramientas de imagenología importantes que han transformado el diagnóstico y el tratamiento de muchas enfermedades suministrando imágenes rápidas, efectivas, y exactas, pero han aumentado los niveles de exposición a la radiación en los niños y los adultos, según los investigadores. La radiación ionizante, usada en los rayos-x y TCs, ha estado implicada, durante largo tiempo, en el desarrollo de tumores específicos debido a su capacidad de dañar el ADN. Los niños son particularmente susceptibles a los efectos de la radiación debido a su tamaño más pequeño, tejidos en crecimiento y células que se dividen rápidamente, y debido a sus periodos de vida más largos que permiten que los cánceres de crecimiento lento emerjan años después de la exposición, anotaron los investigadores.
“Hemos estado buscando maneras de minimizar la exposición a la radiación en los niños sin sacrificar la exactitud diagnóstica de las imágenes—y esto es toda una hazaña—pero creemos que nuestras exámenes TC de cortes limitados lograron ese equilibrio”, declaró el investigador principal del estudio, Edward Ahn, MD, un neurocirujano pediatra del Centro de Niños Johns Hopkins.
La hidrocefalia es tratada con frecuencia colocando un catéter que drena el líquido excesivo del cerebro en el abdomen, un procedimiento conocido como derivación ventrículo peritoneal. Los niños con derivaciones cerebrales requieren imagenología periódica para evaluar la posición del catéter y la función. La falla de la derivación que ocurre cuando un catéter se desaloja u ocurre una infección es una complicación peligrosa y común y considerada como una urgencia. Sin embargo, debido a que la falla de la derivación frecuentemente causa síntomas no específicos como cefalea, vómito y fiebre, un diagnóstico definitivo requiere un examen cerebral.
En los Estados Unidos se realizan más de 62 millones de TC anualmente y cuatro millones de las mismas se realizan en niños. Los expertos calculan que la radiación de la imagenología médica es la fuente más grande única de exposición a la radiación en la población, y que hasta el 2% de todos los cánceres se derivan de la exposición a radiación médica.
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Johns Hopkins Children’s Center