Médicos estadounidenses inician esfuerzos para optimizar la seguridad de la TC

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 22 Apr 2014
Médicos y físicos en los Estados Unidos han respaldado las estrategias nuevas para hacer más segura la tomografía computarizada, incluyendo la implementación una métrica nueva para medición de la dosis, métodos específicos para reducir la exposición durante las biopsias de aguja, y maneras de manejar los protocolos de exposición que difieren según el fabricante de TC.

Las recomendaciones fueron publicadas en la edición de Marzo de 2014 de la revista Journal of the American College of Radiology (JACR). En respuesta a las preocupaciones acerca de la dosis de radiación en la TC, la JACR se enfocó en el tema completo de la seguridad de la TC. El gobierno estadounidense estima que se realizan más de 80 millones de TCs en los Estados Unidos cada año. Especialistas de la Universidad de California (UC) Davis (EUA; www.ucdavis.edu) contribuyeron con tres estudios para el tema especial.

La TC es una modalidad diagnóstica efectiva que puede identificar enfermedades graves y descartarlas, proporcionándoles a los médicos datos detallados para desarrollar un plan de atención; sin embargo, la tecnología viene con riesgos. La radiación ionizante puede lesionar células y ha demostrado ser un carcinógeno débil. El desafío para los radiólogos y los físicos médicos es encontrar la dosis óptima para cada examen de TC. “A mayor dosis, mejores imágenes”, dijo el Dr. John Boone, vice director de investigación en el departamento de radiología. “Pero también desea la dosis más baja posible. De manera que necesita encontrar el equilibrio entre calidad de imagen aceptable y dosis aceptable”.

En el estudio, el Dr. Anthony Seibert, un profesor de radiología de la UC Davis, y colegas discutieron la necesidad de mejorar los cálculos de la dosis. Mencionaron para un caso real, en el cual un paciente pediátrico, que tuvo exámenes, antes y después de la cirugía, pareció recibir una sobre dosis en la segunda TC. Además el estudio reveló que el problema fue una métrica equivocada—el índice de dosis volumen TC (CTDIvol), una medida estándar de la salida de radiación en la TC. Los fabricantes usan fantasmas junto con los instrumentos que miden la radiación para evaluar el CTDIvol. Sin embargo, compañías diferentes usan fantasmas de tamaños diferentes. Además, muchas estimaciones de dosis se basan en tamaños de adultos, haciendo que los cálculos pediátricos sean más difíciles. “En este caso, la diferencia fue la manera en que los fabricantes manejaron las métricas”, dijo el Dr. Seibert. “Un fantasma grande tiende a sub-estimar la dosis, mientras que uno pequeño tiende a sobre estimarlo. Cuando compensamos para los fantasmas de tamaño diferente, resultó que el paciente recibió casi la misma dosis en ambos exámenes”.

Para ayudar a prevenir dificultades futuras, los investigadores recomendaron una métrica nueva: estimación de dosis específica del tamaño (SSDE), que suministra una manera mejor de medir la dosis del paciente y puede también ayudar a comparar los escáneres de compañías diferentes. También maneja la necesidad urgente de calcular con más efectivamente la dosis de la TC a través de un rango de tamaños de pacientes, desde recién nacidos hasta un jugador de fútbol de gran tamaño. “Pienso que SSDE es un paso más cerca de una métrica de dosis que será más precisa en representar el riesgo actual para los pacientes”, dijo el Dr. Seibert.

Esta no es la única área donde las diferencias entre los escáneres puede obscurecer la dosis. En otro estudio, los Dres. Boone, Seibert y colegas manejaron los desafíos de optimizar diferentes sistemas TC. Los físicos y radiólogos deben configurar los protocolos automáticos de exposición, que varían las dosis basándose en el espesor del tejido. Sin embargo, puesto que los fabricantes usan métodos diferentes para controlar las dosis, transferir esas configuraciones entre los equipos puede ser difícil y demorado. “Toma un gran esfuerzo optimizar cualquier escáner dado”, dijo el Dr. Boone. “El paso a través de los procedimientos para cada examen posible puede tomar dos años”.

Para lograr esto, el equipo de UC Davis desarrolló ecuaciones para trasladar las configuraciones entre tres máquinas, dos hechas por GE Healthcare (Chalfont St. Giles, Reino Unido) y uno por Siemens Healthcare (Erlangen, Alemania). La estrategia planeada ofrece una manera más eficiente de manejar los protocolos TC entre los diferentes escáneres TC.

Un tercer estudio en la misma edición de JACR, describió cómo los practicantes pueden bajar las dosis de radiación mientras realizan procedimientos intervencionistas bajo guía TC. La TC con frecuencia se usa para guiar esos procedimientos, asegurando que la aguja esté localizada con precisión. El Dr. RamitLamba, director de TC de UC Davis, describió varias maneras de reducir las dosis de radiación para los pacientes y los médicos que realizan los procedimientos. Recomienda usar ultrasonido, en vez de TC, para guiar algunas biopsias. También recomienda reducir los tiempos de examen, disminuir la corriente del tubo usando modos de exploración dosis-eficientes y limitar el número de exámenes de guía.

La edición especial JACR es una parte de un esfuerzo en curso para reducir los riesgos de la TC. Como parte del Esfuerzo de Estandarización y Optimización de Dosis de la Universidad de California (UCDOSE), todos los cincos centros médicos de la UC están colaborando para mejorar los protocolos TC y la educación. “Estamos tratando de educar a los radiólogos y físicos médicos debido a que la práctica de la TC no es consistente”, dijo el Dr. Boone. “Si alguien está usando dosis más altas para lograr resultados que puede obtener con menos radiación, necesitamos ayudarlos a encontrar la alternativa más segura”.


Enlace relacionado:
University of California, Davis


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