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TC no es necesaria para lesiones leves en niños

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 28 Aug 2014
Un estudio de los EUA en el cual se evaluaron más de 40.000 niños de los servicios hospitalarios de urgencias para traumatismo craneal, reveló que cuando los niños han presentado sólo pérdida de la conciencia y ningún otro signo o síntoma relacionado con el trauma craneano, es muy poco probable que hayan sufrido lesiones cerebrales graves. Los niños que muestran sólo pérdida aislada de la conciencia después de un traumatismo craneal, en general no requieren una tomografía computarizada (TC) de la cabeza, de acuerdo con los investigadores que realizaron este trabajo.

Aunque los exámenes por tomografía computarizada son la forma más usual para determinar si un niño tiene una hemorragia cerebral, potencialmente mortal, que pueda requerir una intervención quirúrgica, el uso de la radiación significa un riesgo, pequeño pero cuantificable, de sufrir cáncer a largo plazo. Como tal, la información indica que no debe utilizarse rutinariamente la evaluación con TC de los niños con traumatismo craneal cuando presenten un riesgo bajo de lesiones cerebrales traumáticas clínicamente significativas.

Los hallazgos fueron publicados el 9 de julio de 2014 en la revista JAMA Pediatrics. “El miedo a que se pase por alto un traumatismo craneal clínicamente significativo y la amplia disponibilidad de equipos para TC, han sido los principales factores que han impulsado el incremento en el uso de la TC durante las últimas dos décadas”, dijo Nathan Kuppermann, profesor y presidente del departamento de medicina de emergencias de la Universidad de California (UC) en Davis (EUA) e investigador principal del estudio original, a partir del cual se obtuvieron la información y el análisis actual acerca de las lesiones craneales. “Nuestros resultados pueden ayudar a los médicos a tener la confianza para tomar la decisión de renunciar a los exámenes de TC cuando sea poco probable que sus pacientes se vayan a beneficiar de ellos, lo que permite a los médicos observar primero a sus pacientes durante un cierto período antes de decidir sobre el uso de la TC”.

Saber cuándo la presencia de un solo factor sugestivo de lesión cerebral es una razón suficiente para justificar que se realice una tomografía computarizada, ha sido una pregunta que el Prof. Kuppermann y sus colegas de la Red de Investigación Aplicada sobre Atención de Emergencias Pediátricas (PECARN; Salt Lake City, UT, EU) han estado examinando activamente a través de una serie de estudios que han realizado durante los últimos años. Este estudio reveló que los niños que perdieron el conocimiento después de un traumatismo craneal, pero que permanecieron despiertos y en estado de alerta en el servicio de urgencias y que no presentaron ninguno de los otros cinco factores que se señalan como importantes en las directrices de la PECARN para identificar a los niños con bajo riesgo de tener lesiones cerebrales clínicamente importantes después de sufrir un trauma craneal (las llamadas reglas de predicción de lesiones cerebrales traumáticas de la PECARN), mostraron una tasa muy baja de lesiones cerebrales clínicamente significativas, de sólo 0,5%, o sea 1 de cada 200 niños.

Cuando un niño presentaba pérdida aislada del conocimiento sin ningún otro síntoma o signo de trauma craneal (es decir, incluidos otros factores además de los de las reglas de la PECARN para predicción de lesiones cerebrales traumáticas), la incidencia de lesiones cerebrales graves se redujo a sólo el 0,2%, o sea 1 de cada 500 niños. Además, la duración de la pérdida de la conciencia no afectó significativamente el riesgo.

“Los niños con lesiones cerebrales de importancia clínica rara vez tienen pérdida de la conciencia solamente y casi siempre aparecen otros síntomas, como vómito o muestran signos de problemas neurológicos”, dijo la Dra. Lois K. Lee, autora principal del estudio y directora de investigación del trauma en el Hospital de Niños de Boston (MA, EUA). “Poder tomar decisiones sobre el tratamiento, fundamentadas en información consistente, ayuda a que los médicos y los padres se sientan mejor cuando deben decidir si es realmente necesario hacer los exámenes adicionales”.

Por otra parte, la Dra. Lee señaló que en los casos en que uno de los padres o el médico está preocupado por el estado de salud del niño, sería sensato observar al niño en el servicio de urgencias durante un par de horas para ver si se presentan otros signos o síntomas antes de tomar la decisión de realizar una TC.

La investigación muestra que la exposición a la radiación ionizante relacionada con la TC aumenta el riesgo de cáncer. Dependiendo de la edad del niño, una TC de la cabeza puede significar para un niño aproximadamente lo mismo que 140 radiografías de tórax, de acuerdo con Física Básica de las Imágenes Médicas. La exposición a la radiación del cerebro de un niño en desarrollo es especialmente preocupante y debe ser analizada cuidadosamente dado el riesgo de que una lesión cerebral traumática pudiera causar un daño permanente o la muerte si no se identifica a tiempo. Los investigadores mencionaron que si las directrices se aplican correctamente, podría reducirse sustancialmente el uso de exámenes innecesarios por tomografía computarizada.

Un estudio pionero anterior dirigido por el Prof. Kuppermann y publicado en 2009 por la revista “The Lancet”, desarrolló y validó una regla de predicción de una lesión cerebral traumática para identificar a los niños con riesgo bajo de presentar lesiones craneales clínicamente importantes y que probablemente no requieren una evaluación con TC. Los factores utilizados en esta regla incluían estado mental anormal, hematoma del cuero cabelludo (en niños menores de dos años), evidencia de vómitos, fractura del cráneo, historia de pérdida de la conciencia asociada con el trauma craneal y la gravedad del proceso de lesión (como una caída importante). Los investigadores determinaron que si un niño con trauma craneal no tiene ninguno de esos seis factores asociados, sería muy poco probable que una TC vaya a mostrar un problema clínicamente significativo, por lo cual es innecesario que a ese niño se le realice una TC.

Dos estudios relacionados dirigidos por el Prof. Kuppermann y su equipo fueron publicados recientemente en la revista Annals of Emergency Medicine. Uno, en la edición de junio de 2014, examinó si el vómito por sí mismo indica la necesidad de una TC para los niños con traumatismo craneal grave. El segundo, en la edición de marzo de 2014, evaluó si la inflamación del cuero cabelludo en los niños menores de dos años de edad, como consecuencia de un trauma craneal, justifica por sí sola una tomografía computarizada. Ambos estudios determinaron que la presencia de estos factores individuales solos, sin otros signos o síntomas de trauma craneal, no fueron suficientes para requerir de forma inmediata una TC. En cambio, los investigadores informaron que en estos casos los niños deben ser observados durante un cierto período antes de tomar cualquier decisión acerca del uso de la TC.

“Los traumatismos craneales de los niños se traducen en cerca de medio millón de consultas en los departamentos de emergencias de los Estados Unidos cada año”, dijo el Dr. Peter Dayan, autor principal de ambos estudios recientes y profesor asociado de pediatría de la Universidad de Columbia (Nueva York, Nueva York, EUA). “Nuestra investigación proporciona un apoyo importante para ayudar a los médicos que brindan la atención inicial a evitar la exposición innecesaria de los niños a los riesgos inherentes de la radiación utilizada en los exámenes con TC”.

El estudio sobre el traumatismo craneal fue diseñado por el Prof. Kuppermann y sus colegas de la PECARN para determinar cuáles niños de los que fueron evaluados en el servicio de urgencias por un traumatismo craneal tenían un riesgo bajo de presentar lesiones cerebrales traumáticas clínicamente significativas y no requerían una evaluación del cráneo con TC. Esta red de investigación en pediatría, comprende los departamentos de emergencias de 18 hospitales de todo el país y presta servicios a más de 1,2 millones de niños. La inmensa cantidad de información generada por esta población de pacientes les permite a los investigadores responder con seguridad a preguntas sobre las mejores prácticas, de acuerdo con los investigadores.

Enlaces relacionados:

University of California, Davis

Boston Children’s Hospital

Pediatric Emergency Care Applied Research Network

Columbia University




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