Asocian cribado del carcinoma hepatocelular con tratamiento curativo y mayor supervivencia en pacientes con cirrosis

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 15 May 2014
Los investigadores descubrieron que los pacientes con cirrosis sometidos a vigilancia (usando ultrasonido hepático con o sin medición de la alfa proteína sérica) para carcinoma hepatocelular (CHC) les detectaron los cánceres en un estadío más temprano, tenían más probabilidad de recibir tratamiento curativo en vez de paliativo, y una supervivencia más larga.

En una revisión sistemática y meta-análisis de 47 estudios con 15.158 pacientes, el Dr. Amit Singal, del Centro Médico de la Universidad del Suroeste de Texas (Dallas, EUA) y colegas reportaron que la tasas de supervivencia agrupada de los tres años en todos los estudios fue de 50,8% entre los 4.735 pacientes que tuvieron vigilancia del CHC, en comparación con 27,9% entre los 6.115 pacientes sin vigilancia anterior (p < 0.001).

Imagen: Micrografía de muy alto aumento del carcinoma hepatocelular fibrolamelar mostrando la fibrosis laminada característica entre las células tumorales con un índice N/C bajo. Tinción H&E (Fotografía cortesía de Wikimedia Commons).

El hallazgo de una supervivencia más larga persistió después de que los autores limitaron su revisión a estudios que tuvieron en cuenta el sesgo en el tiempo basal. El sesgo en el tiempo basal, como se aplicó a este estudio, es el tiempo entre cuando una enfermedad normalmente se diagnosticaría sin cribado y el tiempo necesario para que la enfermedad sea diagnosticada con cribado. Detectar la enfermedad más temprano por medio del cribado puede ser visto a veces como un aumento en la supervivencia cuando en realidad solo prolonga el tiempo en que la persona tiene el diagnóstico. Sin embargo, en este caso, los estudios que tuvieron en cuenta el sesgo en el tiempo basal estadísticamente todavía encontraron que el cribado aumentó la supervivencia. Entre los seis estudios que ajustaron para el sesgo de tiempo basal, aquellos que se habían hecho vigilancia de CHC tuvieron tasas de supervivencia a los tres años de 39,7%, vs. 29,1% entre aquellos que no lo hicieron (p < 0.001).

Los autores anotaron que mientras el cribado para el CHC en pacientes con infección de virus de Hepatitis B (VHB) está soportada por un ensayo aleatorizado grande, no existen tales ensayos aleatorizados para la cirrosis. Por lo tanto los autores revisaron sistemáticamente la investigación publicada que evaluaba si la tamización estaba asociada con mejores resultados en los pacientes. Mientras que las guías de la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas y la Asociación Europea para el Estudio del Hígado recomiendan monitorizar con ultrasonido cada seis meses en pacientes con riesgo alto (que incluye a aquellos con infección por VHB crónica y/o cirrosis), los autores anotaron que los estudios han mostrado que la vigilancia en los Estados Unidos es realizada en menos del 20% de esos pacientes a nivel nacional, con tasas más bajas entre los médicos de cuidado primario que los gastroenterólogos/hepatólogos (médicos que se especializan en cuidar pacientes con enfermedad hepática).

Una desventaja del estudio es que los estudios fueron muy heterogéneos, sugiriendo que los beneficios de la vigilancia pueden no ser uniformes entre todos los pacientes, y los estudios no incluyeron el estado funcional, un factor importante en determinar el tratamiento apropiado.

Los autores concluyeron que, “la preponderancia de los datos que demuestran consistentemente los beneficios deben proporcionar justificación suficiente para recomendar la vigilancia del CHC, aun en ausencia de un ensayo controlado aleatorizado entre los pacientes con cirrosis”.

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University of Texas Southwestern Medical Center




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