Ultrasonido de baja frecuencia mejora saturación de oxígeno en sangre
Actualizado el 15 Feb 2024
La tecnología de ultrasonido tiene una amplia gama de aplicaciones en el campo médico. Se utiliza para descomponer cálculos renales, destruir células cancerosas y más. En concreto, en el ámbito médico, los ultrasonidos operan a altas frecuencias, que van desde los 2 a los 12 MHz, tanto con fines diagnósticos como terapéuticos. Estas ondas acústicas de alta frecuencia tienen una profundidad de penetración limitada en el cuerpo, impactando los tejidos externos de manera más significativa que los órganos internos más profundos. Por el contrario, las ondas de ultrasonido de baja frecuencia pueden penetrar más profundamente y llegar a los órganos internos con una distribución más uniforme de la presión sonora. Ahora, una nueva investigación ha revelado que la ecografía de baja frecuencia puede influir en los parámetros sanguíneos, lo que sugiere que el efecto de la ecografía sobre la hemoglobina podría mejorar la transferencia de oxígeno desde los pulmones a otros tejidos del cuerpo.
Esta investigación implicó el análisis de 300 muestras de sangre recolectadas de 42 pacientes con afecciones pulmonares por científicos de la Universidad Tecnológica de Kaunas (KUT, Kaunas, Lituania) que expusieron estas muestras a seis modos distintos de ultrasonido de baja frecuencia. Observaron cambios en 20 parámetros sanguíneos diferentes utilizando equipos de análisis de sangre. Además, se emplearon algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático para predecir los efectos de la exposición al ultrasonido en estas muestras. El estudio indicó que la influencia de la ecografía en la sangre va más allá de la simple alteración del recuento de plaquetas: también afecta a los glóbulos rojos, lo que puede provocar una mejor circulación de oxígeno y potencialmente a una reducción de la presión arterial.
La investigación encontró que el ultrasonido de baja frecuencia hace que los glóbulos rojos agrupados se separen en glóbulos rojos individuales. Esta disociación permite que las moléculas de hemoglobina dentro de los glóbulos rojos interactúen con el oxígeno en toda su superficie, que es más extensa que en los glóbulos rojos conglomerados, mejorando así la saturación de oxígeno en la sangre. Esta disminución en el número de glóbulos rojos individuales disociados por unidad de volumen de sangre, debido a los espacios entre las células individuales en comparación con los conglomerados, conduce a una disminución de la viscosidad de la sangre e influye en la presión arterial. Los científicos destacaron que el impacto del ultrasonido sobre la hemoglobina de los glóbulos rojos era más significativo que su efecto sobre la agregación plaquetaria, que es responsable de la coagulación de la sangre.
"Esto significa que los ultrasonidos de baja frecuencia pueden usarse potencialmente para mejorar la saturación de oxígeno en los pulmones en pacientes con hipertensión pulmonar", dijo el profesor del KTU Vytautas Ostaševičius. "Teniendo en cuenta la reciente pandemia de COVID-19, vemos un enorme potencial en la exploración más a fondo de las posibilidades de nuestra tecnología".
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Universidad Tecnológica de Kaunas