Neuroimagenología muestra tasas más altas de deterioro cognitivo en Alzheimer y envejecimiento

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 16 Sep 2013
Los índices de pérdida cerebral regional y deterioro cognitivo causado por el envejecimiento y los estadíos tempranos de la enfermedad de Alzheimer (EA) son más altos para las mujeres y para los individuos con un factor de riesgo genético mayor para EA, según una investigación nueva.

Los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, San Diego (UCSD) (EUA), publicaron sus hallazgos en línea el 4 de julio de 2013, en la revista American Journal of Neuroradiology. La vinculación entre APOE ε4, que codifica para una proteína implicada en la unión a los lípidos en los sistemas linfático y circulatorio, fue ya documentada como el factor de riesgo genético conocido más fuerte para la EA esporádica, la forma más típica de la enfermedad. Pero la correlación entre el género de un individuo y la EA ha sido menos bien documentada, según científicos de la UC San Diego.

“La APOE ε4 ha sido conocida por disminuir la edad del inicio y aumentar el riesgo de tener la enfermedad”, dijo el primer autor del estudio, Dominic Holland, PhD, un investigador en el departamento de neurociencias de la Escuela de Medicina UC San Diego. “Anteriormente demostramos que a menor edad, más altas las tasas de deterioro en la EA. Así que era importante examinar los efectos diferenciales de la edad y la APOE ε4 sobre las tasas de deterioro, y para hacer esto a través del espectro diagnóstico para mediciones clínicas múltiples y regiones cerebrales, las cuales no se habían hecho antes”.

Los investigadores evaluaron 688 hombres mayores de 65 años que participaban en la Iniciativa de Neuroimagenología de Enfermedad de Alzheimer (La Jolla, CA, EUA), un estudio longitudinal, multi-institucional para monitorizar la progresión de la EA y sus efectos sobre las estructuras y funciones del cerebro. Descubrieron que las mujeres con deterioro cognitivos leves (una alteración precursora del diagnóstico de EA) sufrieron tasas más altas de deterioro cognitivo que los hombres; y que todas las mujeres, sin considerar si mostraban signos o no de demencia, experimentaron mayor pérdida cerebral regional en el tiempo que los hombres. La magnitud del efecto del sexo fue tan grande como la del alelo APOE ε4.

“Si se asume que las muestras más grandes basadas en la población reflejan las tasas más altas de deterioro para las mujeres que los hombres, la pregunta es ¿cuál es la gran diferencia de las mujeres?”, dijo el Dr. Holland. Las variaciones hormonales o cambio parecen un lugar claro para empezar, sin embargo, el Dr. Holland reportó que esto es mayormente un territorio desconocido, al menos acerca de la EA.

“Otro hallazgo importante de este estudio es que los hombres y las mujeres no difirieron en el nivel de biomarcadores de la patología de la enfermedad de Alzheimer”, dijo la coautora, Linda McEvoy, PhD, una profesora asociada en el departamento de radiología UCSD. “Este sugiere que la pérdida de volumen cerebral en las mujeres puede también ser causada por otros factores diferentes de la enfermedad de Alzheimer, o que en las mujeres, esas patologías son más tóxicas. Claramente necesitamos más investigación sobre cómo el sexo de un individuo afecta la patogénesis de la EA”.

El Dr. Holland reconoció que el estudio puede plantear más preguntas que respuestas. “Hay muchos factores que pueden afectar las diferencias de género que observamos, como si las mujeres en este estudio pueden haber tenido tasas más altas de diabetes o resistencia a la insulina que los hombres. Tampoco sabemos cómo el uso de la terapia de reemplazo hormonal, la historia reproductiva, o los años desde la menopausia pueden haber afectado esas diferencias. Es necesario examinar todos esos temas. No existe una teoría que prevalezca”.

Sin embargo, anotó el Dr. Holland que así como el estado APOE ε4 identifica los individuos con mayor riesgo de EA, el sexo de un individuo puede demostrar ser un elemento significativo en el tratamiento futuro también. Actualmente, no hay cura para la EA o alguna terapia existente que disminuya o detenga la progresión de la enfermedad. “El mayor impacto podría ser en el futuro cuando las terapias que modifiquen la enfermedad estén disponibles”, dijo el Dr. Holland. “Lo que funciona mejor para los hombres podría no funcionar mejor para las mujeres. Lo mismo puede ser cierto para portadores de ε4 versus los no portadores”.

El Dr. Holland añadió que los resultados también se retroalimentan en el diseño del ensayo clínico. La composición del género de la muestra afectará las tasas de deterioro para la progresión natural (el componente placebo), y en toda la probabilidad, el nivel de modificación de la enfermedad en los participantes que reciben terapia. Por lo tanto, un subanálisis basado en el género ría ser aplicable. “Adicionalmente, en la práctica clínica puede ser importante esperar tasas más altas de deterioro para las pacientes mujeres, para ayudar a anticipar cuándo se alcanzarían las etapas de deterioro que alteran significativamente la calidad de vida”, señaló el Dr. Holland.


Enlace relacionado:

University of California, San Diego School of Medicine



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