Espectroscopia con RM revela sustancia para controlar los tics del síndrome de Tourette

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 24 Nov 2014
Un estudio reciente con imágenes ha demostrado que una sustancia química presente en el cerebro desempeña un papel fundamental en el control de los movimientos involuntarios y los tics vocales asociados con el síndrome de Tourette (ST).

La investigación, realizada por psicólogos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y publicada el 22 de septiembre de 2014 en la revista Current Biology, podría ofrecer un nuevo objetivo potencial para el desarrollo de tratamientos más eficaces para suprimir estos indeseables síntomas.

Imagen: Amelia Draper, una de los investigadores que encontraron, utilizando espectroscopia de resonancia magnética (MRS), que el cerebro desempeña un papel fundamental en el control de los movimientos involuntarios y los tics vocales asociados con el síndrome de Tourette (Fotografía cortesía de la Universidad de Nottingham).

El estudio, dirigido por la estudiante de doctorado, Amelia Draper, bajo la supervisión del Prof. Stephen Jackson, encontró que los niveles más altos de un neuroquímico llamado ácido gama-aminobutírico (GABA), presente en una región del cerebro conocida como el área motriz suplementaria (SMA) ayuda a suprimir la hiperactividad de las áreas corticales que producen el movimiento. Al reducir esta hiperactividad, sólo las señales más fuertes podrían pasar y generar un movimiento.

La Sra. Draper dijo, “Este resultado es significativo porque se pueden utilizar las nuevas técnicas para estimulación del cerebro con el fin de aumentar o disminuir el GABA en zonas seleccionadas de la corteza. Puede ser posible que tales técnicas para ajustar los niveles de GABA presentes en la SMA permitan a los jóvenes con ST adquirir un mayor control sobre sus tics”.

El ST es un trastorno del desarrollo asociado a estos tics vocales y de movimientos involuntarios y repetitivos. Aunque se desconoce la causa exacta del ST, la investigación ha demostrado que las personas con ST tienen alteraciones en los “circuitos” del cerebro que participa en la producción y el control de las funciones motoras. Se cree que tanto la corteza motora primaria (M1) como el área motora suplementaria (SMA) son hiperactivas en el cerebro de las personas con ST, produciendo esos tics, que pueden llegar a ser tanto desconcertantes como perturbadores, especialmente para los niños, quienes a menudo tienen dificultades para concentrarse en sus estudios.

Los tics pueden ser controlados parcialmente por muchas personas con ST, pero esto significa con frecuencia un enorme gasto de su energía mental y puede dejarlos exhaustos al final del día y a menudo puede hacer que sus tics sean más frecuentes y excesivos cuando “se relajan”. La mayoría de las personas diagnosticadas con ST en su infancia consiguen lograr el control sobre sus tics gradualmente hasta que sólo tienen síntomas leves en la edad adulta temprana, pero esto es a menudo demasiado tarde para algunas personas, pues ya han visto interrumpidas su educación y su círculo social.

Los científicos utilizaron una técnica llamada espectroscopia de resonancia magnética (MRS) en un escáner para imágenes por RM (resonancia magnética) de 7 Tesla para medir la concentración de los neurotransmisores que dan una indicación de la actividad cerebral. Se midieron esas sustancias químicas en la M1, la SMA y un área que participa en el procesamiento visual (V1), que se usó como sitio de control (por comparación). Se hicieron pruebas a un grupo de jóvenes con ST y a un grupo de referencia de jóvenes comunes, sin trastornos conocidos. Ellos descubrieron que las personas con ST tenían mayores concentraciones de GABA, el cual inhibe la actividad neuronal, en la SMA. Utilizaron otras técnicas de neurociencia para explorar el resultado con mayor detalle, encontrando que la presencia de una mayor cantidad de GABA en la SMA significaba que las personas con el síndrome de Tourette mostraban menos actividad de su SMA cuando se les pidió realizar una tarea motora simple, en este caso, tocar con el dedo, la cual era posible medir con el uso de la resonancia magnética funcional.

Mediante el uso de otra técnica llamada estimulación magnética transcraneal (TMS), en la cual se pasa un campo magnético por el cerebro para estimular la actividad de las neuronas, encontraron que en aquellos con mayor cantidad de GABA se atenuaba la actividad cerebral de la M1 mientras se preparaban para hacer el movimiento. En cambio, en el grupo con desarrollo normal se aumentaba la actividad durante la preparación del movimiento.

En última instancia, los investigadores examinaron la manera como el GABA se relaciona con la estructura del cerebro, específicamente con los haces de fibras de materia blanca que conectan los dos hemisferios del cerebro, la estructura llamada cuerpo calloso. Descubrieron que aquellos con los niveles más altos de GABA también tenían la mayor cantidad de fibras de conexión, lo que les llevó a concluir que mientras más fibras de conexión haya, más señales de excitación se producen, con lo cual se requiere aún más GABA para calmar este exceso de hiperactividad.

Estos hallazgos podrían abrir el camino a métodos más específicos para el control de los tics. Las nuevas técnicas para estudio del cerebro tales como la estimulación transcraneal con corriente directa (tDCS), una forma de neuroestimulación que utiliza la aplicación de un nivel bajo y constante de corriente eléctrica directamente al cerebro a través de unos electrodos, ya se ha demostrado que es exitosa para aumentar o disminuir los niveles de GABA en zonas objetivo de la corteza.

El Prof. Jackson agregó: “Este resultado es paradójico porque antes de nuestro hallazgo, la mayoría de los científicos que trabajan en este tema habría pensado que en el ST los niveles de GABA estarían reducidos y no elevados, como lo demostramos. Esto se debe a que es preciso hacer una distinción entre los cambios cerebrales que producen un trastorno [por ejemplo, células de algunas áreas clave del cerebro con bajos niveles de GABA] y las consecuencias secundarias de una enfermedad [por ejemplo, aumento de la liberación de GABA en áreas clave del cerebro] que actúan para reducir los efectos de la enfermedad”.

Se podrían producir nuevos dispositivos para tDCS, similares a las máquinas disponibles comercialmente para TENS, con el fin de que los utilicen los jóvenes con ST con el fin de “entrenar” su cerebro para ganar control sobre sus tics, con la ventaja de que podrían ser relativamente baratos y podrían ser utilizados en el hogar mientras se realizan otras actividades, tales como ver la televisión.

Enlace relacionado:
University of Nottingham




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