Imagenología de cabeza y cuello optimiza cuidados en práctica clínica

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 02 May 2013
El tratamiento de radiación como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la cirugía preservadora del órgano—con frecuencia combinada con la quimioterapia—ha aumentado la necesidad de aplicaciones de imagenología de punta en cabeza y cuello durante las etapas de pre y post-tratamiento. La capacidad creciente de la resonancia magnética (RM) para suministrar evaluación de imagenología funcional de los cánceres de cabeza y cuello para la estratificación primaria, la imagenología de la recurrencia, o la predicción del tratamiento ha demostrado tener gran potencial.

El Prof. Vincent Vandecaveye, del departamento de radiología del Hospital Universitario de Lovaina (Bélgica; www.kuleuven.be), presentó sus hallazgos el 11 de Marzo de 2013, durante el Congreso Europeo de Radiología (ECR), realizado en Viena (Austria). “Creo que las técnicas de RM funcional pueden proporcionar una correlación mejor con la imagenología metabólica que las secuencias clásicas de imagenología anatómica. Los últimos son de mayor interés en el desarrollo de sistemas TEP [tomografía de emisión de positrones]-RM híbridos. La RM funcional [fMRI] es muy difícil de realizar en la cabeza y el cuello, desde un punto de vista técnico, pero el vasto progreso hecho en la tecnología RM, incluyendo desarrollos de hardware y software y el aumento gradual en conocimiento y experiencia en varios centros la mejorará”, dijo el Prof. Vandecaveye, quien dirigió la sesión.

Imagen: RM multiparamétrica para la predicción temprana del tratamiento de la quimioradiación en el cáncer orofaríngeo: La fila superior es la RM pre-tratamiento de la base derecha del cáncer de lengua (a = T1 realzado por contraste como correlación anatómica; b = imagen de difusión-ponderada b1000 nativa; c = mapa-ADC; d = mapa-perfusión de IUAC). La fila media es a las dos semanas durante la quimioradiación: mismos conjuntos de imagenología, el volumen del tumor no ayudará. Sin cambio significativo en b1000, ADC ni RM de perfusión indican no respuesta y por lo tanto un riesgo alto de recaída del tumor después de terminar el tratamiento. Recaída del tumor en TEP-TC, ocho meses después de finalizar el tratamiento, demostrada por histología (k) (Fotografía cortesía del Prof. Vincent Vandecaveye, Hospital Universitario Lovaina, Bélgica).

En la lucha contra el cáncer, los médicos tienen una tendencia a mirar solo los métodos ofrecidos por la tecnología y la ciencia, que se ha vuelto incuestionablemente muy sofisticada y efectiva en la medicina moderna. Sin embargo, la práctica clínica moderna también depende de un enfoque multidisciplinario, que solo es posible a través del establecimiento de estrategias claras de comunicación y trabajo de equipo dentro de un hospital o departamento, explicó el Prof. Vandecaveye.

“Creo que el componente más importante es la comunicación directa con su médico. Aunque hay guías claras para el diagnóstico y el tratamiento, las técnicas y hábitos pueden variar dependiendo del cirujano individual, el oncólogo, o el radio-oncólogo. Su reporte debe contener, por supuesto, lo que usualmente hacemos en la mayoría de los casos, como describir la extensión de las lesiones. Además de eso, es útil indicar las anormalidades que son decisivas para el tratamiento y resaltarlas”, recomendó el Prof. Vandecaveye, añadiendo que los radiólogos deben hacer juntas de tumores para discutir casos, y estar más involucrados en el manejo diagnóstico y la planeación del tratamiento.

Los radiólogos también deben tener en cuenta la necesidad de rentabilidad y su influencia sobre la calidad del diagnóstico. Es importante combinar el conocimiento de las diferentes capacidades de las modalidades de imagenología con guías clínicas, que están muy bien definidas para el cáncer de cabeza y cuello. Por ejemplo, el riesgo de metástasis distantes aumenta sustancialmente con las metástasis ganglionares en los niveles más bajos del cuello y para esos pacientes debe realizarse una estratificación más exigente para descartar metástasis distantes antes de empezar la terapia local, la cual debe ser hecha con TEP-tomografía computarizada (TC). Sin embargo, no hay necesidad de realizar imagenología avanzada para la estratificación distante en los pacientes con enfermedad loco-regional de riesgo bajo, y en esos casos, los costos pueden ser disminuidos seguramente solo usando rayos-x de tórax y ultrasonido del hígado para la estratificación distante.

“Algunas veces esas discusiones acerca de la rentabilidad me preocupan puesto que crean una idea falsa de una modalidad de imagenología llamada “tienda de una sola parada” que puede solucionar todos los problemas diagnósticos. Por supuesto, este sería el Santo Grial, pero pocas veces he visto que suceda en la realidad clínica. Los radiólogos deben combinar su conocimiento de las guías con su sentido común, capacidades clínicas, y razonamiento. Debemos estar conscientes, sin embargo, hasta qué punto la imagenología avanzada ayuda realmente al paciente y al médico. Probablemente tenemos menos oportunidad de reducir costos tratando de evitar el sobrediagnóstico”, concluyó el Prof. Vandecaveye.

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University Hospital Leuven




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