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RM mide la geometría de rodilla y su papel en varias lesiones graves

Por el equipo editorial de MedImaging en español
Actualizado el 24 Nov 2014
Los investigadores están examinando factores múltiples como el tamaño de la muesca femoral de la rodilla para tratar de clarificar porque algunas personas tienen mayor riesgo de lesiones que otros.

El movimiento del cuerpo de un atleta se basa en una respuesta coordinada de las articulaciones, los ligamentos, los huesos y los tendones, poniendo a prueba la geometría de una pieza clave como la articulación de la rodilla. Sin embargo, la causa principal de una de las más devastadoras de las lesiones deportivas es algo más que un error de pisada: la rotura del ligamento cruzado anterior. En realidad, el tamaño de la muesca femoral que está situada en el centro de la articulación de la rodilla y el volumen del ligamento cruzado anterior se combinan para influir en el riesgo de sufrir una lesión del ligamento cruzado anterior, sin que exista un contacto. Las características geométricas adicionales de la rodilla, como la pendiente de las superficies articulares, están involucradas con el riesgo de lesión.

Imagen: El profesor de investigación musculo-esquelética de la Universidad de Vermont, Bruce Beynnon, PhD, a la izquierda, describe como la Universidad de Vermont usa su máquina de investigación de RM para la investigación de las lesiones de rodilla, al Senador de los EE.UU, Patrick Leahy (Fotografía cortesía de COM Design & Photography).
Imagen: El profesor de investigación musculo-esquelética de la Universidad de Vermont, Bruce Beynnon, PhD, a la izquierda, describe como la Universidad de Vermont usa su máquina de investigación de RM para la investigación de las lesiones de rodilla, al Senador de los EE.UU, Patrick Leahy (Fotografía cortesía de COM Design & Photography).

Varios estudios recientes-incluyendo un estudio altamente controlado de las lesiones del ligamento cruzado anterior, por primera vez, en los miembros de los equipos atléticos de la escuela secundaria y la universidad de Vermont, realizado por el profesor de investigación musculo-esquelética, Bruce Beynnon, PhD, y colegas la Universidad de Vermont (UVM; Burlington, EUA). Con sólo 200.000 a 300.000 heridos anuales, las lesiones del ligamento cruzado anterior son mucho menos comunes que las lesiones del ligamento del tobillo, que suman más de dos millones de lesiones en los Estados Unidos, solamente, cada año. Sin embargo, las lesiones del ligamento cruzado anterior pueden terminar carreras deportivas y se ha comprobado que conducen a la aparición temprana de la osteoartritis.

“Es una preocupación porque es muy probable que una persona que sufre esta lesión progresará a la etapa terminal de la artritis en 15 años y la única solución en ese punto en el tiempo, es el reemplazo de la articulación de la rodilla que persiste alrededor de 15 a 20 años en un individuo activo”, explicó el Prof. Beynnon.

Mientras que la tasa de lesiones del ligamento cruzado anterior en los Estados Unidos no ha cambiado con el tiempo, según el profesor Beynnon, él y su equipo han estudiado y continúan investigando las muchas variables en juego cuando esta lesión sucede. En el estudio, publicado en agosto de 2014 en la revista American Journal of Sports Medicine, él y sus colegas “caracterizaron con mucha exactitud la tasa de incidencia y la magnitud de este problema en Vermont”, declaró el Prof. Beynnon.

Los investigadores examinaron a 88 estudiantes atletas-27 masculinos y 61 femeninas-que sufrieron una lesión del ligamento cruzado anterior, por primera vez, sin que hubiese contacto, durante el estudio y compararon sus mediciones, recolectadas utilizando imágenes de resonancia magnética (MRI) imágenes de sus rodillas, con un grupo de control no lesionados de 88 atletas (mismo desglose entre hombres y mujeres) de los mismos equipos, con los mismos factores extrínsecos, como el medio ambiente, el juego de superficie, el entrenamiento, el calzado, el nivel de competencia y el entrenamiento.

Estas medidas les llevó a buscar en el punto donde se coloca el ligamento cruzado anterior en el centro de la rodilla –la muesca femoral, donde midieron su anchura, así como el volumen del ligamento cruzado anterior, utilizando tecnología de resonancia magnética en el Centro de RM para Imagenología Biomédica de la Universidad de Vermont. Uno de los hallazgos que descubrieron es que el riesgo de lesiones aumentó a medida que el tamaño de la muesca femoral y del ligamento cruzado anterior, disminuyen.

“Los estudios de pronóstico están diseñados para identificar quien tiene probabilidad de sufrir una lesión para que podamos orientar los programas de prevención de lesiones en ellos, y determinar por qué están en mayor riesgo para que podamos informar sobre el desarrollo de los programas y reducir el riesgo de lesiones y re-lesiones de la misma clase”, señaló el Dr. Beynnon.

En un estudio epidemiológico, en paralelo, de cinco años, también publicado en la edición de agosto de 2014, en la revista American Journal of Sports Medicine, los investigadores informaron sobre “Los efectos del Nivel de Competencia, Deporte, y el Sexo sobre la Incidencia de la Lesión por Primera Vez, Sin que hubiese Contacto, del Ligamento Cruzado Anterior”.

A partir de los datos recogidos de un total de 38 instituciones ubicadas en todo el estado norteamericano de Vermont, los colegios reportaron 48 lesiones del ligamento cruzado anterior durante las temporadas deportivas estudiadas, en que las escuelas secundarias reportaron 53 lesionados. Los investigadores aprendieron que los atletas universitarios tenían un riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior significativamente más alto que los atletas de la escuela secundaria-aproximadamente dos veces-y que las mujeres atletas tenían dos veces más de riesgo de lesiones del ligamento cruzado anterior que los hombres. En comparación con los atletas que participan en Lacrosse, el riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior fue sustancialmente mayor entre los que participan en el fútbol y el rugby.

En sus conclusiones, los autores del estudio afirmaron: “El riesgo de un atleta de tener una lesión del ligamento cruzado anterior, sin que haya contacto por primera vez, se ve influenciada de forma independiente por el nivel de la competencia, el género de los participantes, y el tipo de deporte en que participan, y no hay interacciones entre sus efectos . Las atletas universitarias femeninas tienen el riesgo más alto de sufrir una lesión en el ligamento cruzado anterior, sin que hubiese contacto, por primera entre los grupos estudiados. El primer paso es establecer los atletas que tienen mayor riesgo; orientar las intervenciones ocupa el segundo lugar”..

Los investigadores están llevando a cabo un estudio multivariable que cuenta con 109 participantes. Están examinando el papel de una gama de diversos factores para tratar de identificar, además, los que están en mayor riesgo de lesión del ligamento cruzado anterior. “No es sólo la biomecánica, es la biomecánica y la biología”, afirmó el Prof. Beynnon, y agregó que la historia familiar—una asociación genética podría ser el promotor de estas variables tales como problemas con la síntesis y la degradación del colágeno del ligamento cruzado anterior, la laxitud articular, el ejercicio y la dieta, el índice de masa corporal y la respuesta inflamatoria de un individuo.

El Prof. Beynnon espera, que en cinco a 10 años, su grupo pueda repetir su estudio epidemiológico para validar sus resultados, evaluar el modelo de atleta de la escuela secundaria y de la universidad en una muestra diferente, independiente de individuos y está considerando el desarrollo de un estudio de intervención. “La prevención primaria es el objetivo final”, dijo. “Queremos reducir el riesgo de lesiones y la carga de la enfermedad en este grupo de edad joven”.

Enlace relacionado:
University of Vermont



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